Una palabra enemiga del
desarrollo interior se llama Culpa.
La palabra culpa es nociva y
destructiva. No se necesitan terribles guerras, ni grandes armas para destruir a la especie humana.
A alguien se le ocurrió someter al género humano con esta palabra
y mantenerlo paralizado y sin aliento para salir adelante.
He conocido a
personas enfermas sufriendo de complejo de culpa; ellas son desdichadas,
totalmente infravaluadas y sin poder disfrutar siquiera del hecho de vivir. Qué
terrible espectáculo!
Me atrevo a afirmar que no somos culpables de nada; somos causantes de algo, más no culpables de efectos que a otros les impacta y le afecta en sus intereses ocultos y, posiblemente, mezquinos.
Me declaro enemigo
acérrimo de la palabra "culpa" y de las personas que la emplean para dañar a los
demás, especialmente a niños y niñas.
Esa palabra destruye el futuro y necesario sano crecimiento
del ser humano.
Le invito a usted a
no emplear esa palabra. Por favor, erradíquela de su lenguaje cotidiano.
Y usted, ¿quiere ser
enemigo de la culpa?
Hasta pronto.
“La vida es para
amarla, no para llenarla de culpas.”