Es conveniente empezar desde la hora más
temprana.
Se empieza “saludándose a sí mismo(a)”;
se desea un mejor día. Se dicen frases
tales como “hoy es el mejor día de mi vida; este día es nuevo, tengo
oportunidad de hacer mejor todo ya que he aprendido en días anteriores. Empiezo
desde cero.
Enseguida, se piensa qué se debe lograr
durante el día: por supuesto, que está incluido el traslado bien sea al lugar
del trabajo o de estudio o de oración. Por favor, no pierda de vista el “qué
debo lograr durante este día”. Ejecutará
algunas o muchas tareas, asistirá a reuniones de trabajo, dará instrucciones a
sus colaboradores, compartirá el pan con otros durante su descanso, etc.
Por la tarde, se vuelve a ser presente
su existencia. Pregúntese, ¿cómo va logrando su propósito o deber?. Bríndese
ánimos. Palmee su hombro y sonría con usted mismo(a). Con estos pequeños
detalles se irá tomando en cuenta a usted mismo; se irá encontrando cada día un
poco más.
Hasta pronto.