A mis 30 años de edad, me doy cuenta de un problema muy grande en
mi vida: no sé decir NO con firmeza. Y al pensarlo detenidamente, me parece
increíble: ¿cómo puede ser posible que no sepa decir NO?
Comienzo por revisar mis ejemplos:
Las amigas me dicen: "ayúdame (a esto o a aquello). Te espero". Yo digo que sí, aunque sepa que a la mera hora les llamaré para decirles: "fíjate que no voy a poder ir"... No me atrevo a decir NO desde un principio, sabiendo que no puedo asistir. Al final salgo con evasivas: "me salió un compromiso de última hora...". No soy capaz de decir: "no, porque no quiero ir". ¿Por qué soy así?
Mi mamá me dice: "hija, ¿puedes llevarme al médico?". Entonces no soy capaz de decir: "no, mamá, ya tengo planes; debes avisarme con anticipación". Al contrario: me siento obligada, forzada, y pienso: "a ver cómo le hago, pero no puedo fallarle a mi mamá, ni puedo explicarle el porqué de mi negativa". Es como si sintiera miedo a que ella se desilusionara de mí y me rechazara... ¿Qué me pasa? ¡Ya no tengo cinco años!
En el trabajo, si mi jefe me dice: "la necesito después de su hora de salida para revisar documentación", no puedo decir: "¡No! Yo ya tengo mi itinerario vespertino". Al contrario: me vuelvo una loca consiguiendo quién me ayude a sacar mis pendientes, ya sea de casa o del compromiso de oficina que me solicitan... Lo más triste es que no puedo cuestionar al jefe y decirle: "¿por qué no me avisa a tiempo?". O, más aún, exigirle que me tome parecer y que programemos con tiempo las actividades, para que se ajuste también a mis posibilidades reales... Es como si yo estuviera al servicio de todos, menos de mí misma.
¡Y peor todavía!, con mis hijos: a todo lo que piden yo digo SÍ. Y ahí estoy, discutiendo con su padre, no comprándome lo que yo quería, o destinando más tiempo del planeado con tal de darles gusto... Y me sale peor cuando les digo ¡NO! desde el principio. Porque entonces me siento culpable y después termino cediendo.
¿Cuáles han sido mis complicaciones o consecuencias?
- No tengo una personalidad definida.
- Mi palabra no es de fiar; soy voluble.
- A todo le puedo decir que sí. Pero NO a todo me comprometo en realidad.
- Las personas pueden depositar su confianza en mí, y después yo puedo defraudarlos.
Comienzo por revisar mis ejemplos:
Las amigas me dicen: "ayúdame (a esto o a aquello). Te espero". Yo digo que sí, aunque sepa que a la mera hora les llamaré para decirles: "fíjate que no voy a poder ir"... No me atrevo a decir NO desde un principio, sabiendo que no puedo asistir. Al final salgo con evasivas: "me salió un compromiso de última hora...". No soy capaz de decir: "no, porque no quiero ir". ¿Por qué soy así?
Mi mamá me dice: "hija, ¿puedes llevarme al médico?". Entonces no soy capaz de decir: "no, mamá, ya tengo planes; debes avisarme con anticipación". Al contrario: me siento obligada, forzada, y pienso: "a ver cómo le hago, pero no puedo fallarle a mi mamá, ni puedo explicarle el porqué de mi negativa". Es como si sintiera miedo a que ella se desilusionara de mí y me rechazara... ¿Qué me pasa? ¡Ya no tengo cinco años!
En el trabajo, si mi jefe me dice: "la necesito después de su hora de salida para revisar documentación", no puedo decir: "¡No! Yo ya tengo mi itinerario vespertino". Al contrario: me vuelvo una loca consiguiendo quién me ayude a sacar mis pendientes, ya sea de casa o del compromiso de oficina que me solicitan... Lo más triste es que no puedo cuestionar al jefe y decirle: "¿por qué no me avisa a tiempo?". O, más aún, exigirle que me tome parecer y que programemos con tiempo las actividades, para que se ajuste también a mis posibilidades reales... Es como si yo estuviera al servicio de todos, menos de mí misma.
¡Y peor todavía!, con mis hijos: a todo lo que piden yo digo SÍ. Y ahí estoy, discutiendo con su padre, no comprándome lo que yo quería, o destinando más tiempo del planeado con tal de darles gusto... Y me sale peor cuando les digo ¡NO! desde el principio. Porque entonces me siento culpable y después termino cediendo.
¿Cuáles han sido mis complicaciones o consecuencias?
- No tengo una personalidad definida.
- Mi palabra no es de fiar; soy voluble.
- A todo le puedo decir que sí. Pero NO a todo me comprometo en realidad.
- Las personas pueden depositar su confianza en mí, y después yo puedo defraudarlos.
Esta persona es buen ejemplo con su ejemplo, tanto por aceptar no saber decir no como atreverse a cambiar.
Hasta pronto.