24/4/16

Yo, el ingrato.

Sé que me enseñaron.
Sé que mis tutores pusieron todo su esfuerzo y atención porque yo aprendiera esto, pero fue en vano.

Recuerdo que me enseñaron lo siguiente:

"La Gratitud, una virtud olvidada; en estos tiempos poco enseñada y, mucho menos, practicada."

A los jóvenes de 1916 se les enseñaban que la Gratitud era la segunda virtud del Hombre; la primera, el Honor. Para esto se enseñaba una frase que se aprendía a temprana edad: "El Hombre agradecido es un Hombre bien nacido."

Me enseñaron, también,  dos virtudes: La del Honor y la de la Gratitud.
El Honor es la fuerza y vigor internos del varón. Es lo que le dá la grandeza y nobleza al Hombre ya que ese valor habla del ser que vive dentro de él. 

El Honor es el detonador que nos lleva a defender los más altos ideales de la persona por ella misma y por los más débiles. Por ejemplo, defender a los niños, a los ancianos y a la mujer habla del Hombre en su dimensión humana, ya que niños, ancianos o mujeres no tienen la fuerza para defenderse de sus agresores.

La Gratitud, se manifiesta en la forma en como se dice "gracias" a la persona que otorga algo. Cuando se pronuncia esa palabra, hagamos de cuenta que imploramos a los cielos que colme de fortaleza, armas y escudos  a esa persona para que siga caminando por la vida con fuerza, vigor y entusiasmo. 
Eso nos habla del significado de la gratitud del Hombre bien nacido.


Yo, el ingrato comparto lo que no aprendí.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023