24/4/17

De amores, sabores y colores.


El título es para llamar la atención y se animen a leer un tema diferente.
Este tema lo escribo especialmente para personas que quieren dedicarse a enseñar algo y compartir conocimientos o experiencias ante grupos.

Esta tarea es sencillamente fácil o difícilmente compleja; todo depende del interés y convicción de quien desee enseñar algo a los demás.
Enseñar es sencillamente fácil, porque quien enseña debe tener en sus talentos naturales la “semilla de querer compartir; no la semilla de querer presumir".
Enseñar es sencillamente fácil, porque quien enseña debe estar lleno(a) de algo en especial. Ese algo "en especial" te lo explico de la siguiente manera:
El que desee enseñar algo a los demás debe:

a) Estar convencido(a) de que enseñar a quien no sabe es un bienaventuranza que nadie ha mencionado.

b) Estar convencido(a) de que enseñar, a quien no sabe, es un regalo; es dejar en los demás “semillas de amor por querer aprender más de lo que no se sabe.”
Es dejar sembrada la semilla del aprendizaje constante.

c) Estar convencido(a) de que enseñar es una oportunidad para hacer crecer a los demás en libertad, desarrollo, autoestima, alegría y seguridad.

d) Estar convencido(a) de que enseñar es algo sagrado y que debe hacerse con devoción genuina por las personas que no saben.

El que enseña debe ser un verdadero dador de sí mismo; es alguien que se ofrenda en el proceso de la enseñanza. En fin, el que enseña es un ser que se debe sentir privilegiado de y por esta tarea.

Por otra parte, esta tarea es difícilmente compleja si no se tiene lo mencionado arriba. Así de simple.

De amores, sabores y sabores debe ser la vida del que enseña a conciencia.

¿Cuanto de eso tiene usted?

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023