8/6/17

Ni el amor tiene ciencia, ni la ciencia tiene amor.


Hace ya tiempo  conocí a una madre de familia cuya hija (Jessica, jovencita de once años) posee un gran talento para la pintura. Su madre tiene un solo propósito: dar a su hija las herramientas que necesite para desarrollarse. Decía que ella no importaba.

Decía, también que vino de lejos, que ha aprendido muchas cosas de la vida y pocas de la ciencia.
Lo que más ha aprendido es a vivir el amor para su hija… Ella es lo más importante, ”Yo, de todas maneras, vida tengo y con eso me conformo.”


Qué gran ejemplo de una genuina madre, de poca ciencia pero de mucho amor; de poco dinero pero de mucha riqueza; de poco hablar pero de mucho decir.

 Ella es un gran ejemplo a seguir.
Y usted ¿cómo es?

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023