A la oscuridad la hemos llenado de calificativos negativos. La vemos como el único momento para los negativo, destructivo y malvado. Afirmo que no debiera ser así porque la oscuridad es, simplemente, la carencia de luz.
La oscuridad no se toca, no se siente, ni se huele, simplemente se ve; repito, es un momento de ausencia de luz. No pasa absolutamente nada cuando estamos a oscuras. Ahora bien, si hablamos de la oscuridad del ser interior, ésta desaparecerá con el conocimiento de lo desconocido. Es necesario preguntar, leer o investigar sobre lo que no se conoce. Me atrevo a afirmar que la oscuridad interior es directamente proporcional a nuestra ignorancia.
Para hablar y escuchar no necesitamos luz en el exterior. Necesitamos luz en nuestro interior para saber hablar, expresar ideas, tratar a los demás y saber escuchar.
La luz nos da seguridad, la oscuridad inseguridad.
La luz nos da libertad, la oscuridad nos limita.
La luz nos da libertad, la oscuridad nos limita.