Hoy jueves, observé a un hombre de edad muy avanzada (86 años) haciendo el trabajo de cuidador de un estacionamiento de un centro comercial, con atención a los dueños de los autos.
Conversé con él sobre su vida de trabajo. Me dijo, "ya no camino rápido, ya no veo tan lejos. He perdido algunas fuerzas. Lo que no he perdido es mi deseo de trabajar, para llevar el pan a casa. No he perdido la fe en mi mismo, en mis deberes con mi familia y los clientes que nos visitan." "Lo único que he perdido es a mis hijos, ya no están con nosotros. Pero sé que ellos están bien."
Por otra parte, me comentó: "No he perdido la fe en que podemos mejorar la situación, no la del país la de nosotros mismos; nosotros somos el país."
"No he perdido la fe en que los jovenes pueden mejorar y corregir su rumbo. Están viviendo demasiado aprisa, como si ya quisieran morir."
"No he perdido la fe, ni la gratitud hacia la vida, porque estoy teniendo una larga vida. Sigo soñando, sigo haciendo lo que me gusta y puedo hacer."
"No he perdido la fe porque esta tarde habrá algo en la mesa para compartir con los seres que amo."
Mi reflexion durante el día fue una sencilla pregunta: ¿He perdido la Fe o la Fe me ha perdido o me ha abandonado?
Hasta pronto.
