3/11/15

Cuando se ha vivido, no se "tienen años"; se gastaron años.

Los años que tenemos ya se vivieron; por lo tanto, no se tienen, se esfumaron.

O mejor dicho, ¿en qué se convirtieron mis años?, esos años vividos. Reflexiono y me comento que llegué con vida, crecí viviendo, viví aprendiendo y sigo viviendo, sigo aprendiendo y sigo años sumando.

Los años vividos los he convertido en viajes, en conocer personas, escribir, pintar, soñar, conversar hacer amigos, crecer con mi familia, crecer con mis recuerdos, no vivir de ellos.

Cuando estoy muy atento a mi interior, veo lejos, muy lejos mi infancia, mis primeros años en la escuela, en los árboles, en los patios, en los anocheceres y amaneceres. Claro que alcanzo a ver de dónde vengo, recuerdo lo que me enseñaron, lo que inculcaron en mi ser. 

Ellos mis padres, ellos mis tutores, ellos que de mi cuidaron y de mi hiceron una buena obra de vida. Mis años, esos años idos me han dejado en mi ser una buena obra de ser vivo. Nuevamente, gracias a ellos y a todas las personas que pasaron por mi vida, a quienes recuerdo y a quienes he olvidado, gracias por contribuir con su palabra, su ejemplo, su compañía o su saludo o su recuerdo.

Mi conclusión, no tengo años, tengo recuerdos de mis años vivido y tengo un presente lleno de cosas amables, de palabras, ejemplos, imagenes y, finalmente, tengo esperanzas por los años venideros.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023