1/5/16

Yo, la Muerte.

Es la primera vez que me alguien me da la oportunidad de expresar lo que soy, Yo, la Muerte.

Sé que algunos me evaden, otros me temen, otros pocos me esperan y pocos, muy pocos me reclaman.
Me han calificado con muchos adjetivos; han dicho de mí que soy desde, "la maldita", hasta "la santa". Se refieren a mí como les place.

Sin embargo, yo, la Muerte ni soy, ni existo. No fui concebida, ni creada -como al Alma-  con el aliento de Dios, ni concebida en el momento preciso de nadie. No soy fruto, ni soy nada.

Fíjate bien lo que voy a escribir: la representación de mi existencia (ojo, y si existo, debo ser vida) se dá cuando el Hombre exhala el último aliento. Por lo tanto, simplemente, soy testigo de que el aliento que Dios infundió en el momento de la concepción de un ser se separa de ese cuerpo y regresa a su origen, a su creador. Regresa con su identidad específica de ese ser humano.

Yo, la Muerte, me maravillo de la Divinidad, de su Generosidad al darle a cada ser humano el Alma, el destello de su Ser. Los envidio porque yo ni tengo vida, ni soy muerte. Simplemente, soy un instante en cada quien.

Ustedes, los Humanos, tienen un pensamiento y una opinión sobre mi. Les pido no temerme, no llamarme y no buscarme porque, simplemente, no existo.

Yo, la Muerte, soy una decisión de Dios.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023