Mi amigo sufre porque su hija ama; su hija sufre porque no
la aman.
Lo
único que puedo hacer es escribir este tema para que él tenga otros marcos de
referencia y pueda esperar a que su hija vaya asimilando que no la aman, o tal
vez si la aman, pero no como ella quiere ser amada.
Bien
me voy a concentrar para escribirle algo.
Mi
pensamiento silencioso y, en pleno ejercicio de mi concentración íntima, me
digo: “qué difícil es lidiar con el concepto y significado que cada quien tenga
del amor o de cómo se desea ser amado o amada”.
Como
no nos capacitan a cómo manejar el amor, nos confundimos, nos enfermamos, nos
desvelamos, perdemos el apetito y no sé cuantas cosas más, porque estamos
atados o esperanzados a ser amados a nuestra manera.
El
amor nos hace llenarnos de ilusiones; además, la imaginación le ayuda al amor a
ver un mundo casi perfecto. Si no conocemos sobre ese difícil arte del amor
vamos a cometer errores, nos vamos a perder en la desdicha, desolación y caos
interno…Y todo por no saber y esperar demasiado del ser que decimos amar. Lo
positivo es que cada vez aprendemos más a base de prueba y error…a veces de
horror!
Si
ese amor, o esas sensaciones, pensamientos, desesperaciones nos hacen sentir
mal, muy mal, entonces el amor no tiene por qué pertenecer al mundo de los
Hombres.
El
amor es un arma; la considero, también, es una herramienta para resolver
nuestra existencia. Con el amor solucionamos inquietudes, facilitamos la vida
de los seres amados, damos lo mejor por ellos o por él o por ella. Y todo ¿para
qué? (Ustedes tienen las respuestas).
Ante
estas situaciones me concreto a mencionar que “Las sensaciones de desdichas son
directamente proporcionales a las bellas sensaciones del amor experimentado.”
Cuidado
con el amor, cuidado con esperar demasiado del ser amado.
El
amor más doloroso lo fabrica uno mismo al hacer “castillos en el aire”, a
pensar que todo será color de rosa. Parece que no es así. Ustedes saben, mejor
que yo, que el amor tiene todos los colores. Amores blancos, rojos, azules,
multicolores, negros, etc.
Espero
que mi amigo ame para que su hija no sufra; y que su hija retome un camino
maravilloso aunque no la amen.
No
necesita de nadie para construir un mundo mejor: el del autoamor, autoestima,
autoconfianza y autoaprendizaje.
Sé
que duele pero se aprende a vivir. El mejor antídoto se llama tiempo.
Hasta
pronto.