Muchas personas han tenido mucho cuidado para manejar sus sentimientos, emociones y sensaciones. Tratan de que sus emociones sean racionalmente analizadas; los sentimientos profundamente definidos, y las sensaciones inmensamente gozadas porque, en este apartado, la razón misma desaparece para darle paso a ese maravilloso mundo: el del sentir con intensidad gozosa la vida de ese momento. En fin tratan de que vivir con razones emocionadamente analizadas y emociones racionalmente hurgadas.
Afirmo que el razonamiento lo considero luz que enciendo para guiarme,
el razonamiento solo no se enciende, tiene la facultad para hacerlo; sin
embargo, si no le doy peso específico a las ideas, conceptos o
decisiones, poco tiene de luz ese razonamiento y la elección final
podría ser negativa.
Cuando se analizan las decisiones que se tienen que tomar, a la luz de la razón, no tiene uno por qué quejarse al enfrentarse a resultados inesperados. Si previamente, habia pensado en los riesgos, no tendríamos ninguna razón para expresar dolencias o molestias y, mucho menos, lamentos.
Si pensamos las cosas de la mejor manera, ordenada y sincera, las conclusiones deben ser, necesariamente, positivas y enriquecedoras.
Es por eso el título de esta reflexión: El razonamiento puede dar luz; la emoción, fuego.
Hasta pronto.
Cuando se analizan las decisiones que se tienen que tomar, a la luz de la razón, no tiene uno por qué quejarse al enfrentarse a resultados inesperados. Si previamente, habia pensado en los riesgos, no tendríamos ninguna razón para expresar dolencias o molestias y, mucho menos, lamentos.
Si pensamos las cosas de la mejor manera, ordenada y sincera, las conclusiones deben ser, necesariamente, positivas y enriquecedoras.
Es por eso el título de esta reflexión: El razonamiento puede dar luz; la emoción, fuego.
Hasta pronto.